martes, 10 de junio de 2014

EL JAMÓN IBÉRICO YA SE CONSUMIA EN LA ÉPOCA DE LOS ROMANOS

El jamón ibérico se consumía en la época de los romanos

La historia del consumo del jamón ibérico en España se remonta a la antiguedad
» La prueba de que los romanos valoraban mucho este producto de la Península Ibérica está en que los emperadores Augusto y Agripa acuñaron monedas con la forma de un jamón. Luego, en la Edad Media, la cultura del jamón la mantuvieron los monasterios.

Los pueblos íberos no sólo conocían el jamón, sino también los embutidos.
El cerdo formaba parte de la dieta de los pueblos celtas, siendo comercializado por íberos por toda la Península, si bien su introducción en nuestro país parece deberse a los fenicios. Pueblos como los turdetanos y oretanos conocían este tratamiento de la carne en salazón y solían distribuir y comercializar con ella. Es decir, era un alimento propio de la Península antes de la instauración de la Hispana Romana.  Y no sólo sucedía con el salazón de la carne del cerdo ibérico y el jamón, sino que también realizaban embutidos. 
Incluso, el historiador griego Estrabón (siglo I a.C.) hace referencia en su libro III de la Geographika, dedicado a Iberia, que había un pueblo en el norte de la Península que elabora excelentes jamones.
En la época del emperador Augusto se acuñaron monedas en forma de jamón.
En la época del emperador Augusto se acuñaron monedas en forma de jamón.
Pero, realmente, parece que fue con la llegada de los romanos a Hispania cuando se revaloriza este producto, convirtiéndose en un auténtico manjar. Incluso, en la época de los emperadores Augusto (gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C.) y Marco Vipsanio Agripa (63 – 12 a. C.) se acuñaron monedas con la forma de jamón. 
Monedas romanas en forma de jamón. / Foto: Fundación Serrano.
Monedas romanas en forma de jamón. / Foto: Fundación Serrano.
Es una prueba evidente de que los romanos valoraban mucho el jamón ibérico. Y, aunque en un principio nos puede parecer algo muy curioso, el hecho de que hubiera monedas en forma de jamón no era tan extraño en aquella etapa. Porque parece ser que existen medallas consulares en forma de cerdo que eran utilizadas como distintivo militar de alguna legión.
 
El jamón era muy apreciado, convirtiéndose muy pronto en uno de los principales productos hispanos que se exportaban a Roma, consumidos por la alta sociedad en momentos especiales como banquetes o fiestas.
Luego, con la llegada de la Edad Media tras la caída del Imperio Romano, el consumo de cerdo ibérico continuaría siendo un alimento básico. En este aspecto, es curioso el hecho de que fueron los conventos y monasterios los que mantuvieron viva la cultura del jamón ibérico, afianzada a medida que la ganadería cobra más importancia entre los reinos peninsulares.
El cerdo ibérico, la base de un buen jamón.
Una práctica que fue creciendo y consolidándose como un símbolo de la gastronomía española. Y que sigue siendo muy apreciado en todo el mundo, como queda patente entre los franceses, alemanes o japoneses. Y es que el jamón ibérico de bellota elaborado en España es el mejor del mundo, siendo Huelva y sobre todo Jabugo un exponente de la calidad de este producto. 



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